Inspiradores de la esperanza
Columna publicada en El Colombiano.
Tristeza e indignación. Eso es lo que siento al enterarme de las manifestaciones de discriminación hacia la comunidad médica en redes sociales y lugares públicos.
Mediante estas líneas, quiero manifestar mi total admiración a la labor de los médicos y trabajadores de la salud. Ustedes son héroes. Cuento con la autoridad moral para decirlo, porque soy hijo de un galeno y una enfermera, y mi hermano es estudiante de Medicina. Puedo dar fe del orgullo que sienten por su profesión, de su valentía, profundo sentido ético, humano y altruista.
Resulta inadmisible que personas inescrupulosas utilicen argumentos descontextualizados y carentes de fundamento para descalificar a nuestros médicos. Eso desinforma e incita un odio injustificado hacia las personas que dedican la mayor parte de su existencia a exponer sus vidas para salvar las nuestras. Es un acto cobarde esconderse detrás de una pantalla para escribir un sartal de mentiras con el fin de llamar la atención, o lanzarle improperios a las enfermeras y doctores cuando pasan por la calle. Hemos llegado a un punto de degradación tremendo como sociedad, en el que aquellos que hacen el bien, en reiteradas ocasiones, son catalogados como enemigos.
Nunca puede perderse de vista que el derecho a la libertad de expresión tiene límites, pues como todos los demás derechos, no es absoluto. La opinión es libre, sí, pero los hechos son sagrados. Como articulistas tenemos una enorme responsabilidad social que se fundamenta en el apego único y exclusivo a la verdad.
La humanidad entera se enfrenta a un enemigo invisible como el virus SARS-CoV-2, del que, hasta el momento, no se cuenta con una vacuna o un tratamiento efectivo. Si los pacientes fallecen por esta enfermedad, se debe al desarrollo natural de la infección, algunas comorbilidades tales como hipertensión, obesidad, diabetes, y no a la negligencia. Estoy completamente seguro de que los intensivistas, enfermeras y demás miembros del personal de salud hacen hasta lo imposible para evitar que eso suceda.
“En un pueblo donde hay tanta ignorancia, es triste ver cómo discriminan al personal médico y paramédico, por temor a contagiarse, sin tener en cuenta que ellos son quienes están salvando la vida de tantas personas y manejan un estricto protocolo de bioseguridad para no ser portadores del virus y, por ende, no transmitírselo a nadie”, cuenta mi madre.
A todo el personal de salud le digo, ¡por favor cuídense!, porque Colombia los necesita.
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